sábado, agosto 30, 2008

UN DESCANSO EN EL CAMINO.




Seguimos en el margen derecho del río y tomándonos con filosofía lo de cumplimentar la segunda etapa, la más larga de todas. Durante el trayecto hay numerosos banquitos y mesas para sentarse y descansar, tomarse un respiro. Muchas veces el paisaje es tan espectacular que invita o casi obliga a frenar la bici y disfrutar de él un par de minutos. Me llamó mucho la atención que hay tumbas junto al río Danubio, en un lateral del carril-bici. Algunas eran muy antiguas. Había una que despertó mi imaginación. Una rosa natural había florecido entre la imagen de un hombre uniformado y joven y una mujer muy hermosa. Eran fotos en blanco y negro. La tumba databa de los años 40. Sus sonrisas congeladas en el tiempo, su imagen envejecida por el deterioro de estar a la intemperie contrastaba con la belleza de la rosa roja recién nacida, fresca, brillante por las gotas de rocío...y ya casi sin poder remediarlo me inventé una hermosa historia de amor entre estas dos personas. Quizás la invención no andará lejos de la realidad, quizás el escenario eterno de su amor parado junto al camino era casi una fuente inevitable de inspiración, lo cierto es que no pude evitar detenerme junto a esta tumba. No tomé fotos porque me parecía que el misticismo que me transmitía se rompería.

2 comentarios:

Perico dijo...

En la última foto me recuerdas a Heidi :))))

Besets

Lorena dijo...

Claro, me falta el Pedro al lado...